viernes, 31 de julio de 2009

Cuento infantil: La princesa desaparecida

Érase una vez, en un lugar muy, muy, pero que muy lejano... que vivía una princesa de Lu. Era blanca por dentro y roja por fuera, vamos que era sueca y se vino unos días a la playa. Vivía en su castillo, porque las princesas viven en castillos o en zarzuelas. Allí era feliz con su familia, su mayordomo, un vendedor de cupones, el foso del castillo y toda clase de alimañas que corrían por las cañerías sin ser vistas.
Un día la princesa fue a pasear con su pequeño poni de Mattel. Una tormenta de sangre, sudor y lágrimas se acercaba y huyó al bosque más cercano a resguardarse, ya que sabido de todos es que cuando hay tormenta, lo mejor es resguardarse bajo un árbol. De repente, su poni salió corriendo más que Usain Bolt y algo le golpeó la cabeza.
En el castillo, su padre, el rey de bastos, jugaba un guiñote con los amigotes, con su copa y puro. De repente notó que su hija llevaba 6 semanas sin ir a comer o tocarle los cojones con rollos de princesas. Así que organizó una batida de vainilla para tratar de encontrarla, que pesada era un rato, pero como era suya, pues no quería perderla.
Ni Dios se apuntó ante tal desafío hasta que un pobre desgraciado que pasaba por allí dijo, "bueno, como no tengo nada mejor que hacer que tocarme los huevos negros, pues ya si eso voy". Este desgraciado se llamaba Panchito Tribolques. Panchito decidido fue en busca de la princesa pensando en que sería un polvo fácil, porque las princesas normalmente lo que hacen es follar como conejas.
Tras varias horas de caminata y fresas, Panchito se encontró delante de una montaña. Subió y se encontró con el abobinable hombre de las liendres, que se rascaba los cojonazos a 2 manos. Le preguntó que si había visto a la princesa y que si había lavado alguna vez las pelotas. Pero el abobinable sólo le dijo: "yeeeeeeeepa". Desconcertado, Panchito le pego tal patadón en las ingles y frances que tembló el misterio. El bicharraco cayó al suelo y gimió de dolor como nunca lo había hecho, pues en sus ingles tenía la penumbra. "Más me duele a mi que a ti" le dijo Panchito.
Panchito entró en la cueva del mostro, muy bien decorada para no ser gay, cogió una manzana para el camino y en la habitación de invitados vio a la princesa, chupando un zapato usado. Panchito le dijo ven y ella lo dejó todo. Ambos 2 bajaron la montaña, no sin antes pegarle un palizón al abobinable hombre de las liendres, que se quedó dolorido otra vez.
Al llegar al castillo el rey recompensó a Panchito. "Toma este ticket de 2x1 del telepizza y 20€, pero no te lo gastes todo a la vez, eh!!" Pero Panchito y la princesa se habían enamorado, ¿por qué? Porque es lo que pasa en estos cuentos. Así que huyeron a casa de Panchito, que tenía una hipoteca y un seguro familiar al 3% TAE. Allí vivieron 2 días de sexo con liendres y, al tercer día, ella le dejó porque él era un muerto de hambre.
FIN
Moraleja: No por mucho sexo con liendres amanece en las putas.

By Zieguenssen

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