Voy a contaros un relato muy curioso (más curioso que cuando vas a cagar y al terminar te das cuenta de que no hay papel? os preguntareis, si, más aún): es la historia del niño que tenía las pelotas de King Kong en lugar de ojos. Nació así el chaval, ¿qué le vamos a hacer? Solo que como las pelotas de King Kong ocupan 12 o 13 veces el espacio que ocupan los ojos de un bebé, se le explotó la cabeza como si fuese Mofli en una kalimochada.
Fin de la anécdota.
Fin de la anécdota.
By Sun.
No hay comentarios:
Publicar un comentario