El zíngaro que se creía inmortal

Erase una vez un ciudadano de origen zíngaro que viajó a España con la intención de labrarse un futuro mejor. Decidió asentarse en los bajos fondos de Alobras, pero he aquí que no era muy querido por los vecinos, seguramente por su costumbre de escupir a las gallinas y capar a los cerdos con la mirada. Por estos motivos los vecinos empezaron a tratarle mal, y le hacían el vacío cuando les hablaba, o cuando llegaba al bar y estaban echando el guiñote se levantaban todos y decían que ya habían terminado y que, sin ánimo de ofender, se cagaban en sus putos muertos.
También intentaron volverle loco haciendo cosas sin sentido, por ejemplo le decían: -Oye zíngaro, que son las fiestas, ven a celebrarlas con nosotros que aquí tenemos una tradición muy interesante, mira, es así- y empezaban a darse unos a otros patadas en los cojones para que el los imitara.
O se disfrazaba todo el pueblo de abuelos para que creyese que había estado durmiendo 30 años, o cuando se lo cruzaban por la calle empezaban a andar hacia atrás y a hablar al revés para que se pensase que el tiempo estaba retrocediendo, o se ponían toda la ropa que tenían en verano y luego en invierno iban en gallumbos para que el los imitase y cogiese una pulmonía...
Pero aún así no consiguieron acabar con él, por lo que el zíngaro empezó a creerse un ser especial, un inmortal, lo que le llevó a cometer un error fatal: enfrentarse a la guardia civil.
Fue frente al cuertel y les hizo un calvo mientras gritaba en zíngaro lo que podría traducirse como: -Vuestras mujeres tienen el culo triangular y no saben organizar la cesta de la compra.
Los guripas lo apresaron y lo metiron al cuartelillo; nadie más ha vuelto a verlo.
Esta historia sería espeluznante de no ser porque es mentira (creo).


By Sun