Desde tiempos inmemorables siempre han sucedido sucesos inexplicables: "el origen del universo", "la inestabilidad de las particulas subatomicas", "el ornitorrinco", "la nueva forma que tiene Ziego de enfocar su existencia".
Pero en esta ocasión me voy a centrar en la historia de un topo que vivió atado a un arbol. Cuando nació, alguién lo encontró y lo ató a un arbol (esto es costumbre en la región sur de la Asia peninsular) y cuando el topo despertó descubrió un mundo de luz y repleto de animales que podían moverse y alimentarse [todo esto se lo contaban las hormigas que paseaban por la corteza del árbol].Y es que los topos son invidentes, pero nuestro amigo además era insolvente y estaba exento de todo nutriente, con lo cual su vida no iba a ser larga ni prospera.
Eso sí, vivió lo suficiente para que el resto de animales se burlaran de él (salvo un Ñu zurdo que le pidió un autografo; pero claro al estar el topo atado se lo tuvo que firmar con la boca, y al ser ciego le metio el boli en el ojo derecho al Ñu. Fue muy entrañable); Sin embargo el topo siempre fue feliz: "Tengo todo lo que necesito" solía decir. Y es que este topo se conformaba con tener sombra a ciertas horas del día y a beber cuando llovía.
A los tres días de nacer, una vez muerto, sus vecinos le empezaron a echar de menos. Con el paso del tiempo le recordarían cariñosamente como: "el pobre idiota al que no quisimos ayudar y que por ello sucumbió a su fatal destino".
By Yeti
lunes, 1 de septiembre de 2008
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