viernes, 19 de septiembre de 2008

La vida perfecta

El parto apenas duró unos minutos, el niño había nacido sano, pesaba lo correcto y todo era perfecto, un bebe perfectamente saludable.
Aprendió a hablar antes de lo normal, dios sus primeros pasos antes de lo normal y encajo bien los cubiletes de su primer juguete a la primera y no le dolió cuando empezaron a salir sus primeros dientes.
Cuando fue al colegio, siempre avanzó sin dificultades, hizo muchos amigos y amigas, con los que después de 30 años seguía quedando, era popular y los demás siempre lo querían en sus equipos, nunca estuvo enfermo, ni sufrió lesión alguna que le impidiera hacer lo que quisiera.
Más tarde fue al instituto, las chicas se volvían locas por él, todos los chicos querían ser sus amigos, los profesores lo apreciaban, sus notas eran inmejorables y sus padres siempre le recompensaron de la mejor manera posible.
Entró en la universidad, acabó sus estudios en el menor tiempo posible, obtuvo siempre las mejores becas, se enamoro de la chica de sus sueños, con la que más tarde se casó, ganó un dinerillo extra trabajando en los ratos libres e hizo un montón de nuevos amigos, de esos que al parecer duran toda la vida.
Se casó con la chica de sus sueños, encontró el trabajo de sus sueños y la casa de sus sueños en la ciudad de sus sueños. Tuvo una agradable familia, desde su hijo y su hija, hasta sus abuelos, pasando por hermanos y padres.
En resumidas cuentas, fue una persona perfecta, en una vida perfecta. Quizá fue por ello, que todos quedaron sorprendidos el día de su 40 cumpleaños. Nadie lo había visto en todo el día, era un domingo perfecto, el sol brillaba y una ligera brisa recorría el porche de su perfecta casa. Todos sos amigos y familiares esperaban en su perfecto jardín mientras su mascota, un perfecto ejemplar de pastor alemán, ladraba estridentemente junto al grandioso y perfecto roble que había al otro lado de la casa.
Finalmente su mujer decidió ir a buscar a la parte trasera de la casa, allí estaba el, con su perfecto peinado, vestido con la ropa perfecta para la ocasión y una radiante y perfecta sonrisa alumbrando su cara. Tenía también una nota, firmemente sujeta en su mano derecha, escrita con una perfecta caligrafía en un pequeño papel perfectamente cuadrado. Hasta el nudo de la soga que colgaba del perfecto roble y rodeaba su perfecto cuello era perfecto.

En la nota apenas había 6 palabras: "Mi vida, es un perfecto aburrimiento."

By Croasan.

3 comentarios:

PVM dijo...

Y esto es más o menos el sentido del humor del croasán

Diego dijo...

Gracia no se si hace... pero por lo menos hace pensar.

Palabra "yommbi", que todos sabemos que en 28 días después son infectados, no son yommbis.

Oscar Sánchez dijo...

No es precisamente un monologo de humor, aunque a algunos les hizo mucha gracia, es solo para que aprecies las imperfecciones de la vida, un historia que pense y comparti.