El hombre que tenía piernas pero no culo. Capítulo 1.

Había una vez un circo que alegraba siempre el corazón. Pero también había muchas más cosas, por ejemplo un hombre pequeñito con bigote y cara de mala hostia, que vivía en Barcelona y que compraba todas las mañanas el periódico, un tren que cruzaba toda Liberia o una mujer en Canadá que era alérgica al pelo de los gatos. Como veis, había muchas cosas, pero la que nos interesa es la historia de un hombre sin culo.

Este hombre volvía a casa siempre en metro, y como el trayecto era largo aprovechaba para dormir un poco cada tarde. Pero un día al despertar se llevó una desagradable sorpresa: le habían robado el culo. Bueno, a decir verdad, le habían dado el cambiazo: alguien se había llevado su culo y le había dejado uno de ciervo, y también un folleto de la Ruta del tambor del Bajo Aragón.

El folleto estaba muy bien, con fotos y todo, pero lógicamente, nuestro hombre estaba preocupado por su culo, porque se lo habían cambiado por uno de ciervo, y como todos sabemos, los culos de ciervo no son lo más cómodo que uno puede llevar puesto.

La primera aventura de este señor fue llegar hasta casa sin que se notase que no tenía culo, y para ello lo que hizo fue simular que iba en piragüa; para ello empezó a arrastrarse y a hacer que remaba y que se movía por la superficie de un lago. Cualquier persona normal se hubiera dejado las almorranas en el asfalto, los escalones y las escaleras automáticas del metro. Pero no este personaje, pues no tenía culo.

La gente lo miraba y pensaba que estaba más tonto que uno que estaba mucho, pero lo importante es que no descubrieron que le habían robado el culo, por que un hombre sin culo es un hombre sin dignidad.

Al llegar a casa, y para que su mujer no descubriese el secreto le dijo una mentira, le dijo que era el hermano gemelo sin culo de su marido, y ella se lo creyó. Así el hombre desculado pudo guardar su secreto.

Si os ha gustado la historia mandar un SMS al 6 y esperar la segunda parte.

By Sun